martes, 21 de agosto de 2012

Amor violento


El enamoramiento violento: golpeador-golpeada

Un proverbio florentino del medioevo rezaba: “Al buen y al mal caballo, la espuela; a la buena y a la mala mujer, un señor y, de vez en cuando, el bastón“. En el siglo XIX, en EUA, existía la famosa “ley del pulgar”, que permitía disciplinar a la propia esposa con una vara, cuyo grosor no excediera el tamaño del pulgar del severo consorte.

El periódico Clarín del 27 de mayo de 1996 relata la violenta historia de Fabián (20años) y Carolina (de17), que terminó con un atroz asesinato de la novia mediante 113 puñaladas. Los adolescentes eran novios desde hacía tres años, y su relación se describió como una serie apasionada de peleas y reconciliaciones. Ellos se liaban a bofetadas y golpes, y en una ocasión él le rompió el tabique nasal de una trompada. La agresividad de Fabián se manifestaba a través de cartas con suásticas, su afiliación a un grupo de skinheads, intentos de suicidio y palizas a la novia. En la espiral de violencia se hicieron notables los celos, las amenazas, las peleas, las golpizas, hasta llegar al crimen. Antes de morir Carolina había escrito una carta a su amante donde decía. “Te quiero, te quiero. Si todavía me decís que todavía dudas de lo que siento por vos, te mato.”

El modo violento de amar se define como el daño psicológico y corporal que se infligen los amantes, de modo unilateral en el síndrome de la mujer maltratada, o de modo cruzado cuando lo hacen ambos miembros de la pareja. La mayoría de los golpeadores son varones, aunque el maltrato físico cuya víctima resulta el hombre dista de ser excepcional.

El enamoramiento violento se distingue del sadomasoquismo porque el golpeador sólo lastima para obtener el control, y ninguno de los participantes de la escena encuentra placer erótico en las palizas.

Los psicólogos conductistas piensan que el abuso físico intermitente crea un vínculo de apego traumático en la víctima. En palabras más sencillas, significa que el maltrato provoca amor en la pareja golpeada. Corsi (1995), un estudioso del amor violento, supone que el maltrato proviene de los valores machista y no representa una verdadera enfermedad mental. El golpeador se describe como un hombre del tipo “duro”, como un varón aniñado tipo “Peter Pan”, o como un varón con “doble fachada”: amable en la calle y un ogro en su casa. El macho violento percibe a su mujer como una provocadora y la culpa por la violencia que desata, y niega, minimiza o justifica los golpes. Su ceguera selectiva le impide darse cuenta de que el maltrato provoca que su mujer le niegue el sexo y la ternura, lo evite, y finalmente lo abandone. Estos sujetos sostienen una concepción anticuada y rígida del género: el macho debe mandar y a la mujer le corresponde servir y obedecer. La afectividad del golpeador se caracterizaría por la incapacidad de discriminar y hablar de sus emociones con la mujer o algún confidente. Los psicólogos y las organizaciones feministas que estudiaron el abuso marital han hecho una descripción del carácter de las mujeres golpeadas. Ellas dependen del marido en lo emocional y en lo económico. Aceptaron el sistema de valores machistas que autoriza al varón a castigarlas. Se manifiestan como personalidades culposas, que se atribuyen toda la responsabilidad por los males de la pareja. Su autoestima es baja. Sufren de aislamiento y carecen de red de apoyo social. En otro estudio de Hurlberty Aptde 1993, se observó que las mujeres víctimas de abuso tenían mayor apego a la ideología del rol tradicional de la mujer y del matrimonio patriarcal, mayor erotofobia y evitación del sexo que otro grupo de mujeres no víctimas, y mostraron menor asertividad, intimidad, armonía marital y satisfacción sexual que las golpeadas. Según Bonino Méndez, el carácter de la mujer golpeada estaría moldeado por la acción del golpeador mediante tácticas que este autor describe como “micromachismos”, y clasifica como: coerción abierta (control del dinero, gritos y golpes), maniobras encubiertas (el varón se presenta como un niñito desamparado e incapaz, o debilita a la mujer asumiendo una actitud sobreprotectora y paternalista) y operaciones durante las crisis (que consisten en silencio, la infidelidad, las amenazas de suicidio, o la transformación en un esposo gentil que acumula méritos a través de la adulación y los regalos).

Los biólogos atribuyen el amor violento a la mayor agresividad del cerebro masculino. Los psicólogos, por su parte, explican que el hombre violento fue castigado duramente en su infancia, su padre no le expresó su amor, y presenció las peleas de su familia de origen, que luego reproduce. Finalmente, los sociólogos aseguran que la violencia es una consecuencia de la cultura machista y patriarcal.

Alberto Orlandini, El enamoramiento y el mal de amores, col. La ciencia para todos, No. 164, F. C. E., México, 1998, pp. 137-140


Vínculos:
http://sobreconceptos.com/conocimiento
http://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento
http://www.saludalia.com/docs/Salud/web_saludalia/vivir_sano/doc/psicologia/doc/doc_pensamiento.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Pensamiento
http://es.wikipedia.org/wiki/Razonamiento
http://es.wikipedia.org/wiki/Raz%C3%B3n_(filosof%C3%ADa)
http://es.wikipedia.org/wiki/Anal%C3%B3gico
http://es.wikipedia.org/wiki/Fobos_(mitolog%C3%ADa)

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